Indaguemos un poquito en la forma de funcionar de nuestra mente...
Traduzco, la restructuración cognitiva equivale a los cambios en la manera de pensar.
La base de esta técnica psicológica consiste en reestructurar los automatismos de nuestro cerebro que surgen y te bloquean, haciendo que vuelvas a ellos una y otra vez.
Resulta que mediante estrategias cognitivas podemos actuar en el procesamiento, interpretación y valoración de la información que nos llega del exterior, gracias a la práctica de hábitos cognitivos nuevos.
¿Cuáles son estos automatismos de nuestro cerebro?
Creencias irracionales: son rígidas, ilógicas e inconsistentes con la realidad, aparecen causando miedo, incertidumbre, ansiedad, tristeza incontrolada…
Sesgos cognitivos: son errores en el procesamiento de la información que se anclan inconscientemente en nuestros esquemas cognitivos, como, por ejemplo, maximizar lo negativo, minimizar lo positivo, seleccionar una parte de la información que coincide con nuestra forma de interpretar la situación…
Pensamientos automáticos: son involuntarios y aparecen sin razonamiento previo activando formas de pensar que parecen válidas, pero en realidad no lo son.
¿Cómo podemos generar hábitos cognitivos nuevos?
Primero acepta que tus pensamientos son reales y existen, pero tienes que escucharlos y palparlos, descifrar que te quieren decir y preguntarte:
¿Esto que me inquieta es importante o carece de relevancia?
¿Puede ser que mi mente este distorsionando este tema?
¿Qué evidencia tengo de que esto sea así?
¿Estoy traduciendo automáticamente este pensamiento en palabras?
¿Soy capaz de salir de esto que me preocupa?
¿Qué emoción me produce? Y en consecuencia ¿Cuál es mi estado de ánimo?
Y después... ¡Párate un momento! No actúes todavía, solo analiza todo lo que acabas de cuestionar e intenta darle la importancia y sentido que realmente tiene.
Podríamos corregir entonces los errores en el procesamiento e interpretación de la información mediante los siguientes puntos clave:
1. Modificar nuestras auto verbalizaciones internas.
2. Identificar las emociones que sentimos, aceptarlas y no dejar que interfieran de forma negativa en nuestros pensamientos.
3. Sustituir los pensamientos automáticos por otros más adaptativos.
Por último, lee este interesante ejemplo de dialogo interior que seguro has tenido alguna vez con tu compañera la ansiedad, que cobra literalmente vida en tu cuerpo y se sitúa en tu nuca susurrando:
- Eres terrible en esto
· ¡Por eso sigo practicando!
- Los demás son mucho más exitosos que tú
· ¡Esos tipos trabajan duro, ellos me inspiran!
- Pero quieres tirarlo todo y rendirte ¿verdad?
· ¡Oh! Varias veces al día, pero luego sigo adelante
- Estoy tratando de desanimarte
· ¡Ah! Me dices cosas mucho peores
Como puedes ver, a estos pensamientos distorsionados que a veces originamos, se les puede dar la vuelta completamente.
En momentos de estrés, si empiezas con rumiaciones recurre a esta idea y puede que te ayude a contemplar lo que estás pensando desde otro punto de vista.
Afronta la ansiedad cuando te surja cambiando la manera de pensar, no luches contra ella.
Y por cierto, los cambios cognitivos van de la mano de los cambios conductuales, por ello, relaciónalos también con el mantenimiento de tu cuerpo y actívate, haz cosas que te gusten y desconecta un poco del exceso de información en tu cabeza.
¡Hasta la próxima!
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