Como seres humanos que somos, necesitamos idear formas para adaptarnos constantemente al igual que para reinventarnos. Y normalmente, el proceso para cambiar de hábitos o simplemente mantener los que tienes no es fácil, pero solamente necesitas dar el primer paso para lograr todo lo demás.
Tener hábitos es un estado de conciencia, están ahí para proyectarnos, para participar en nuestra imagen y forma de ser. Cada vez que decidimos de forma consciente incorporar nuevos hábitos, implica abandonar los viejos y ahí es donde se produce el cambio y transformación necesaria para integrar esa "nueva imagen" que perseguimos.
Veamos...
1. Identifica lo que quieres cambiar en tu rutina
Con sinceridad, pasea la vista por lo que te rodea y lo que eres y pregúntate qué aspectos, acciones o actitudes consideras que sería bueno cambiar o mejorar. El objetivo es hacer un análisis global y reconocer aquellos hábitos que te estén perjudicando o simplemente que no te estén sumando en este momento.
Después, recuerda plasmarlos visualmente en algún lugar (folio, agenda, post-it, notas del móvil...) para que no los olvides y los visualices fuera de tu cabeza.
2. Clasifica y especifica tus metas
Dividir tu lista de pequeñas metas en diferentes categorías te ayudará a diferenciar los propósitos y enfocar las acciones concretas para cada uno de ellos. Estos hábitos que ahora son metas, han de ser ultra específicos y alcanzables. Si plasmamos algo muy general, en caso de no conseguirlo sentiremos una derrota y probablemente renunciemos a seguir. Si no sabes cómo, puedes preguntarte:
¿Qué parte puedo comenzar ahora mismo?
¿Qué me sería más fácil para empezar?
¿En qué momento estaré realizando esta acción?
Al principio es importante hacerlo sencillo para que no puedas decir no.
3. Visualízate y se realista
Ya sabemos que nuestros pensamientos tienen mucho poder en nuestras acciones, para ello cambiar la perspectiva que se tiene antes de actuar es muy significativa. Es bueno pensar en positivo, siendo realista, para que nuestra mente nos de ese empujón que necesitamos.
En ocasiones, tener esperanza no es lo mismo que tener expectativas. Si después esas expectativas no se ajustan con la realidad, te decepcionarás, así que bájalas pero mantén siempre la esperanza, pues marca una gran diferencia.
4. Ejecuta el plan de acción
¡Manos a la obra! En algún momento hay que empezar, y habrá que hacerlo dando el primer paso. Diseña tus propias estrategias para alcanzar tus metas y ponerlas en práctica. Con estrategias me refiero a imaginar diferentes situaciones / momentos que desencadenen tus acciones. Es como si actuasen de recordatorios, te impulsarán de manera efectiva para que llegues a tu meta con mayor facilidad.
5. Establece rituales
¿Cómo puedo saber si soy constante? Repetir la acción tantas veces hasta que se vuelva automática es la única forma de lograr incorporar un hábito. Y en esa repetición está la constancia, con la que no solemos llevarnos muy bien.
La mejor manera para saber que estás avanzando es registrarlo y establecer rituales que te ayuden a asociar en ese momento lo que estás consiguiendo. Generar de manera atractiva una situación y elegir un momento concreto que para ti implique la consecución de tus metas es muy valioso.
6. Compara y celebra tus avances
Recompensarte a ti mismo por el esfuerzo aumenta la confianza y mantiene la motivación para seguir siendo constante. Las recompensas, además de ser efectivas, han de ser coherentes con tus metas, de nada sirve no ser honesto contigo mismo y festejar algo que realmente no es cierto.
Somos humanos y es normal fallar y flaquear, pero lo importante es continuar y dedicarte un gesto positivo cada vez que afiances tu rutina.
Recuerda que todo lo que tienes en mente sí es posible, solo necesitas poner en práctica las estrategias correctas, ¿Qué hábitos vas a empezar a cambiar hoy?
¡Nos vemos!
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